sábado, 24 de diciembre de 2011

Porque su sonrisa siempre ha sabido alimentar mis esperanzas, y mi alma se nutre de su cuerpo, de sus besos. Porque sus manos curan mis heridas y sus ojos son como un remanso donde descansan mis dudas y duermen mis miedos. Porque sus labios son el antídoto a mis penas y amarguras y su piel la guarida donde residen mis alegrías. Porque su cuerpo es fiel a mis necesidades y sabe lo que quiero en el momento oportuno. Porque siempre ha sabido calmar mi sed de caricias y mis ansias de ternura. Porque sus abrazos son un escondite donde permanecer quieta y callada...

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