jueves, 3 de noviembre de 2011

Aprendí que hay que joderse los lunes y alegrarse los viernes, que muchas veces las cosas no salen a la primera, y que nada viene fácil. Aprendí que los tacones duelen más si no bailas y que el sentido de las cosas surge porque en realidad nada tiene sentido. Aprendí que hay gente que no tiene remedio y que el karma existe. Aprendí que no siempre podemos tener lo que queremos y que de un día para otro todo puede cambiar. Aprendí que la vida se vive por momentos, y que hay que aprovecharlos. Aprendí que para algunos una centésima de segundo lo es todo y que los amigos vienen y van. Aprendí que es más fácil llorar que sonreír, y que merece la pena probarlo todo. Aprendí que tenemos miedo a aquello que desconocemos y que todos tenemos que creer en algo. Aprendí que rendirse es de cobardes, y que solo aquellos que lo intentan, pueden ser felices. Aprendí que la belleza exterior es la que se aprecia, y que hay razones para creer en un mundo mejor. Aprendí que la ignorancia es el mejor regalo, y que lo mejor que se puede hacer es perdonar y olvidar. Aprendí que todos son prejuicios y que todo se puede mejorar. Aprendí que el negro adelgaza y que nada es lo que parece. Aprendí que la perfección no existe, y que las primeras impresiones lo son todo. Aprendí que las estrellas brillan más cuando llueve y que la gente se enamora continuamente. Aprendí que una persona en pareja es incapaz de ser independiente y que nada en este mundo es imposible. Aprendí que la vida es más bonita si la pintas de colores, y que la esperanza es lo último que se pierde. Aprendí que no sirve de nada vivir si no es por diversión, y aprendí que no existe la razón. Aprendí que la risa era buena para la salud, y que ser agradecidos es la mejor virtud que hay. Aprendí que todo lo bueno se acaba, y que siempre habrá motivos para sonreír.

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